Nuestro hogar es nuestro refugio, por eso conviene mimarlo y cuidarlo. Convertirlo en un lugar alegre y bonito, en un personal remanso de paz. Hagamos de él un reflejo de nuestra esencia. El lugar al que nos gusta regresar.
Aquí van unos pequeños “tips” para conseguirlo:
Fuera las cosas inútiles: Deshazte de todo aquello que no necesites y guarda lo que no uses con frecuencia, todo lo demás debe estar a mano y en su lugar… Está científicamente demostrado que el orden rebaja el estrés y nos ayuda a ordenar también nuestra vida. En consecuencia, nos sentiremos más felices.
Limpieza: Entrar en una casa limpia es un auténtico placer. Mantener tu casa limpia te hará sentirte más a gusto.
Olor: Aleja los malos olores, abre de par en par las ventanas. Aromatiza tu hogar, coloca ambientadores naturales, inciensos o aceites esenciales. Recrea tus sentidos.
Vida: LLena tu casa de vida. Coloca plantas y flores, nos regalan frescor y belleza además de contribuir a limpiar el aire. Y si te gustan los animales, ya sabes, pueden ser una adorable compañía.
Luz: Deja entrar la luz natural durante el día y durante la noche, juega con luces puntuales, crea una ambientación cálida y suave. Enciende velas de vez en cuando, te harán sentir una profunda sensación de hogar.
Temperatura: Intenta mantener una buena temperatura en tu hogar, el confort de una casa tiene mucho que ver con ello. Un buen aislamiento térmico siempre es una buena inversión.
Silencio: Desconectar de vez en cuando la tele y los aparatos eléctrónicos puede ayudarnos a relajarnos y sentirnos mejor. Simplemente disfruta del silencio.
Cosas bonitas: Rodéate de cosas bonitas, no tienen por qué ser caras. Decora tu hogar con tonos suaves, tejidos naturales, cómodos sofás, mullidos cojines….
Ponte cómodo: Deja las prisas fuera del umbral, quítate los zapatos, ponte ropa cómoda y disfruta de una taza de té, de un buen libro, de buena música…
En pocas palabras, busca la armonía y relájate, has llegado a TU casa…